¿Cómo afronta Géminis una ruptura?
Los nativos del signo de los gemelos son los menos constantes en sus relaciones. Así como pueden estar enamorados del todo y jurarte amor para siempre, así también pueden decir adiós de un momento al otro. Lo más habitual en sus rupturas es que ellos las provoquen con los pretextos más diversos, sin que de hecho puedan comprender esas razones del todo. Es por ello (y tal vez para no dar marcha atrás) que los Géminos huyen de la escena del crimen.
Los Géminis prefieren llevar las secuelas de una ruptura a la distancia. Para ellos se inventaron los móviles y los servicios de mensajería. Prefieren hablar de lejos y a salvo, y de ese modo resolver todos los pendientes del quiebre: quién se queda con el gato, quién se hará cargo de la mudanza, quién hará los pagos pendientes…
En realidad, tras una ruptura, Géminis no se hace cargo de lo que la otra persona tiene que decir. Lo que sienta o haya dejado de sentir es su problema. Y Géminis no lo quiere escuchar. Por ello se esmera en resolver los problemas prácticos, para de ese modo no tener que bregar con los sentimentales. Y en ese sentido es muy eficiente.
Géminis es, por ello, el signo más discreto en lo que se refiere a sus rupturas sentimentales. Tanto así que pueden pasar meses antes de que sus amigos se enteren de que ya no sigue delante de su pareja. No necesita de apoyos emocionales, de amigos, consejeros, ni de nadie que le brinde apoyo o socorro. Géminis prefiere moverse por la vida a solas, y tras una ruptura sentimental podemos decir que vuelve a su estado natural: la soledad.
Desde luego, Géminis no teme estar solo. No le asalta la nostalgia por lo perdido ni tiene deseos de contactar a su ex pareja. Para este signo no hay nada más enterrado que el pasado.
A un nivel emocional superficial, las cosas parecen ir bien para este signo. Y a un nivel emocional más profundo, también. En su interior no hay cronómetros que estén por marcar un estallido ni duelo que pueda resurgir.
Estamos ante el signo que se toma al fin de amor con mayor ligereza. Al fin y al cabo, cree, nada puede durar para siempre. Es alguien que prefiere que la llama de la vela se apague de golpe que tener que atestiguar la consumición total de la vela. No es una persona que pueda soportar la larga decadencia de los sentimientos. Como los seres más prácticos, prefiere ir en lo más alto, decir adiós cuando es de día y las fuerzas nos acompañan.
Puede parecer desalmado, pero es lo que le resulta a este signo. Al fin y al cabo, cada uno desarrolla sus propias estrategias de sobrevivencia. El amor, cuando se termina, puede ser un terrible cataclismo que nos arrastra en marejadas de pena y de dolor. Qué mejor que esta inmunidad de Géminis a ese mar de autocompasión y de lloriqueos.
Los Géminis prefieren llevar las secuelas de una ruptura a la distancia. Para ellos se inventaron los móviles y los servicios de mensajería. Prefieren hablar de lejos y a salvo, y de ese modo resolver todos los pendientes del quiebre: quién se queda con el gato, quién se hará cargo de la mudanza, quién hará los pagos pendientes…
En realidad, tras una ruptura, Géminis no se hace cargo de lo que la otra persona tiene que decir. Lo que sienta o haya dejado de sentir es su problema. Y Géminis no lo quiere escuchar. Por ello se esmera en resolver los problemas prácticos, para de ese modo no tener que bregar con los sentimentales. Y en ese sentido es muy eficiente.
Géminis es, por ello, el signo más discreto en lo que se refiere a sus rupturas sentimentales. Tanto así que pueden pasar meses antes de que sus amigos se enteren de que ya no sigue delante de su pareja. No necesita de apoyos emocionales, de amigos, consejeros, ni de nadie que le brinde apoyo o socorro. Géminis prefiere moverse por la vida a solas, y tras una ruptura sentimental podemos decir que vuelve a su estado natural: la soledad.
Desde luego, Géminis no teme estar solo. No le asalta la nostalgia por lo perdido ni tiene deseos de contactar a su ex pareja. Para este signo no hay nada más enterrado que el pasado.
A un nivel emocional superficial, las cosas parecen ir bien para este signo. Y a un nivel emocional más profundo, también. En su interior no hay cronómetros que estén por marcar un estallido ni duelo que pueda resurgir.
Estamos ante el signo que se toma al fin de amor con mayor ligereza. Al fin y al cabo, cree, nada puede durar para siempre. Es alguien que prefiere que la llama de la vela se apague de golpe que tener que atestiguar la consumición total de la vela. No es una persona que pueda soportar la larga decadencia de los sentimientos. Como los seres más prácticos, prefiere ir en lo más alto, decir adiós cuando es de día y las fuerzas nos acompañan.
Puede parecer desalmado, pero es lo que le resulta a este signo. Al fin y al cabo, cada uno desarrolla sus propias estrategias de sobrevivencia. El amor, cuando se termina, puede ser un terrible cataclismo que nos arrastra en marejadas de pena y de dolor. Qué mejor que esta inmunidad de Géminis a ese mar de autocompasión y de lloriqueos.
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